Iñigo Albizuri
Senior Manager, Marsh Risk Consulting
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Spain
La incertidumbre mundial, marcada por conflictos electorales y la volatilidad internacional, ha hecho que la gestión del riesgo político se convierta en una prioridad para las empresas. La globalización sin restricciones ha terminado, dando paso a la regionalización, controles de exportación y nuevas barreras comerciales. Los gobiernos buscan asegurar sus cadenas de suministro y proteger su seguridad nacional, lo que introduce riesgos que las empresas deben gestionar.
Este cambio estructural altera la forma en que operan las economías, las empresas deben adaptarse a las reglas cambiantes para asegurar su éxito. Las barreras comerciales, sanciones económicas y políticas proteccionistas obligan a las organizaciones globales a reevaluar sus modelos operativos y a buscar nuevas formas de ser competitivas.
En 2024, más de 60 países, que representan al menos el 40% de la población, celebrarán elecciones, generando inestabilidad para las empresas. El proteccionismo y la desinformación, impulsadas por la inteligencia artificial, pueden aumentar la violencia y los disturbios, afectando las operaciones empresariales.
La rápida propagación de información falsa tiene el potencial de influir en los resultados electorales y desestabilizar mercados enteros. En este sentido, las empresas deben desarrollar estrategias de comunicación y gestión de crisis sólidas para mantener la confianza de sus stakeholders.
Los esfuerzos gubernamentales para mitigar el cambio climático y proteger las inversiones plantean riesgos importantes. Aunque necesarias para un futuro sostenible, estas políticas pueden afectar a la estabilidad de contratos y el retorno de inversiones en diversos proyectos.
Las políticas climáticas, aunque generan incertidumbre en sectores como la energía y la manufactura, también abren oportunidades en áreas como la seguridad alimentaria y el acceso sostenible al agua. Las empresas que inviertan en tecnologías verdes no solo contribuirán a un futuro más limpio, sino que también pueden obtener ventajas competitivas en mercados emergentes si gestionan adecuadamente los riesgos.
Desde 2005, los conflictos en el mundo se han duplicado y su duración e imprevisibilidad desafían los modelos económicos, que no están preparados para gestionar tanta volatilidad. Esto implica para las empresas interrupciones en las cadenas de suministro, aumento de à Costes y mayores riesgos para la seguridad personal.
Para mitigar estos impactos, las empresas deben invertir en inteligencia geopolítica y desarrollar planes de contingencia. Además, es clave colaborar con gobiernos y organizaciones internacionales para fomentar la estabilidad y apoyar iniciativas de paz.
Enfrentar estos desafíos requiere que las empresas sean más proactivas en su gestión de riesgos, identificándose, preparándose y mitigando estos para sobrevivir y prosperar. Adoptar soluciones de transferencia de riesgos y asignar recursos eficientes les permitirá proteger su capital, acceder a liquidez y gestionar la incertidumbre de manera más eficaz.
La gestión de riesgos políticos se ha convertido en una prioridad estratégica. Las empresas deben adaptarse rápidamente a los cambios macroeconómicos y geopolíticos, entendiendo los riesgos regionales y desarrollando estrategias sólidas para enfrentarlos. Aquellas que inviertan en esta área estarán mejor preparadas para superar adversidades y capitalizar las oportunidades en un mundo en constante cambio.
Senior Manager, Marsh Risk Consulting
Spain