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Tras la pandemia, la interacción entre personas continuará impulsando los negocios mundiales

Antes de que la COVID-19 desencadenara estragos sanitarios, políticos y económicos en todo el mundo, en los debates sobre el futuro del trabajo, se hablaba de una crisis derivada del potencial de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático. Y basada en la posibilidad de que cada vez más personas no podrán seguir desarrollando su actividad profesional porque habrá robots que realicen su labor de manera más eficiente.

Sin embargo, la crisis sanitaria actual pone en entredicho este argumento: Si la IA pudiera sustituir por completo a los humanos en estas funciones, estos servicios no estarían en situación crítica como lo están ahora. Por tanto, la pandemia ha demostrado que los humanos siguen al frente de todas las revoluciones futuras en el mundo del trabajo.

Realidad vs Predicción

En la reunión anual del Foro Económico Mundial, celebrada en enero de 2020, los dirigentes analizaron el reto de formar a 1.000 millones de personas para 2030 en transformación laboral causada por las nuevas tecnológicas. La Organización Internacional del Trabajo estimó en abril de 2020 que la pandemia afectaría a 1.600 millones de trabajadores de la economía sumergida-el 76% del empleo de la economía sumergida en todo el mundo-, lo que ha dado lugar a una disminución del 60% de sus ingresos.

La pérdida de empleos, que muchos analistas predijeron que se derivarían del desarrollo de la IA y la automatización, se ha precipitado en cambio por la pandemia. Y las pérdidas se han acumulado en un tiempo récord, estableciendo las limitaciones de la IA cuando se trata de reemplazar el trabajo que requiere a humanos al frente.

Los empleos basados en las interacciones humanas ayudan a impulsar las economías

Se estima que la mitad (50,1%) del empleo total en todo el mundo se encuentra en el sector servicios, por lo que se puede afirmar que la mayoría de los empleos que impulsan el crecimiento económico y la prosperidad pertenecen a sectores como el turismo, la hostelería y el comercio minorista, que son los más afectados por la pandemia. Los cierres y el distanciamiento social han provocado la contracción de la economía a niveles que no se alcanzaban desde hace décadas.

Es poco probable que se produzca una recuperación o expansión económica a menos que los empleados (que también son consumidores) tengan confianza en la futura generación de ingresos. Cualquier incertidumbre sobre el empleo futuro reducirá significativamente el gasto y el consumo.

Los datos económicos muestran que las medidas de estímulo del gobierno, sin precedentes, no han cumplido las expectativas de sostener la demanda de los consumidores afectados por la contracción de los ingresos. La insostenibilidad a largo plazo de los planes de apoyo al empleo arroja luz a la idea del ingreso mínimo universal, que surge como una alternativa viable para un mundo sin trabajo para los seres humanos.

Incluso para las grandes empresas mundiales de comercio electrónico como Amazon, que han automatizado sus almacenes en un grado significativo, muchas tareas cruciales, como la entrega, siguen siendo realizadas en su totalidad por humanos. La pandemia de la COVID-19 replantea el impacto macroeconómico de la eliminación masiva de estas labores en el sector servicios.

La gran diferencia

¿Por qué las innovaciones en IA no han estado a la vanguardia en el desarrollo de soluciones para la crisis de la COVID-19? Los programas de aprendizaje automático se basan en patrones de datos del pasado. Cuanto más grande y rica es la base de datos, más robusta es la solución - y aquí radica el desafío: La pandemia actual no tienen precedentes, por lo tanto, no hay datos históricos a los que recurrir. Los riesgos sin precedentes constituyen la amenaza más importante a nivel mundial, como apunta el Global Risk Report 2020 del Foro Económico Mundial.

La construcción del manifiesto post COVID-19

La erosión del gasto debido a la pérdida de ingresos o empleos, la contracción económica y la disminución de la demanda causarán un grave revés del que el mundo no se recuperará en mucho tiempo. El temor de que los robots supriman un gran número de empleos humanos es una idea que, por ahora, el mundo no parece estar preparado para afrontar.

Sin embargo, la pandemia ha creado la necesidad de entregar productos y servicios de manera que se minimice al máximo el contacto para mantener las medidas de distanciamiento social. Esto ha impulsado las decisiones de inversión en automatización para ayudar a proteger a los empleados y los clientes y, al mismo tiempo, garantizar la entrega de bienes y servicios fundamentales para la continuidad de las empresas.

Este escenario ha obligado a las organizaciones a cambiar el enfoque de sus decisiones en cuanto a automatización. Está desapareciendo la idea de “humano contra máquina” y se está empezando a trabajar en una colaboración entre la automatización y el empleo humano, que ayude a proteger a las personas y a las empresas. Este nuevo pensamiento ayudará a reconfigurar las estrategias empresariales para promover una automatización equitativa, en la que los seres humanos desempeñen un papel central, trabajando directa o indirectamente con las máquinas en lugar de ser reemplazados por estas.