Mientras la pandemia de COVID-19 continúa afectándonos a todos, la inminente llegada de la vacuna abre nuevos horizontes. Gobiernos de todo el mundo ya han comprado o están comprando millones de dosis para su población, considerando a un 20-25% en una primera etapa.
Sin embargo, es una realidad que Latinoamérica tendrá que hacer un esfuerzo titánico para articular una distribución masiva de las vacunas, y poder llegar a hospitales, centros de salud y, sobre todo, a la población vulnerable, los primeros en tener que ser vacunados. De hecho, países como Reino Unido, que ya han empezado a probar la distribución, han reconocido el gran reto que esta logística supone, teniendo que cambiar sus objetivos iniciales y descartando que las residencias de mayores sean las primeras en recibir el tratamiento.
Ante este panorama, Marsh está promoviendo la colaboración entre gobiernos y sector privado para seguir protegiendo la vida y salud de la población, evaluando y gestionando urgentemente los complejos riesgos logísticos, técnicos y de seguridad que conllevará la distribución de la vacuna.
Latinoamérica podría tener capacidad para aplicar las vacunas a la población más vulnerable y personal de primera atención a finales del primer trimestre del 2021, con la segunda dosis requerida a finales del tercer trimestre. En el periodo intermedio, podría continuarse con la vacunación gradual de otros grupos, hasta alcanzar entre un 40 y 50% de la población. Para una población de aproximadamente 637 millones de personas en la región, se estaría considerando, en el escenario más conservador, entre 250-300 millones de dosis aplicadas en una primera fase, lo que implica un esfuerzo logístico inmenso.
Una arquitectura logística y de seguridad sin precedentes
La vacuna de COVID-19 requiere de al menos dos dosis, teniéndose que reforzar a los 6 meses. Mayormente, la vida de las vacunas es inferior a los 10 días, desde su producción hasta que se aplica. A esto, agreguemos que debe llegar a cada lugar, por recóndito que sea, manteniendo la cadena de frío extremo (entre -20º C y -70º C), temperatura que está usualmente fuera de rango de los productos que requieren refrigeración, lo que incrementa el reto de una adecuada distribución.
Los gobiernos, en un sentido de urgencia, están centrados en la compra de la vacuna. Pero para lograr la distribución efectiva y segura para toda la población, hay además que construir o reforzar una ‘arquitectura’ logística, técnica y de seguridad sin precendentes. Una vez reciban las dosis, comienzan los retos en la protección de la vacuna: traslados, conservación, administración. Es vital definir quién realizará las cadenas de logística, quién va a certificar que la cadena de frío funcione, quién avalará y garantizará un plan de crisis efectivo, y cómo pueden transferirse al mercado asegurador parte de estos riesgos.
La escala y los riesgos asociados a esta ‘arquitectura’ son muy grandes. Por eso, manejarlos a tiempo es clave para proteger cuanto antes a la población y acelerar la recuperación económica.
¿Quién protege a la vacuna? Los riesgos de una logística masiva
La industria farmacéutica ha sido pionera en muchas áreas de gestión del riesgo. Cuentan con sólidos sistemas de gestión y transferencia del riesgo. Lo que es diferente en esta situación es el volumen, la velocidad, la distancia y condiciones de movilización de la vacuna.
Gran distancia: del fabricante al almacenamiento en un centro nacional
- En el caso de los envíos internacionales, seguramente se realizara principalmente mediante transporte aéreo a gran escala: las vacunas se pueden entregar en cuestión de horas.
- La gran distancia no debería ser un problema: las grandes empresas farmacéuticas ya tienen procesos, cadenas de suministro, contratos y seguros existentes.
- El desafío es el volumen, velocidad y transporte en frío.
- Aunque el transporte de material biológico a baja temperatura es común, el esfuerzo de transportar grandes cantidades implica más aviones, que en las condiciones actuales de la industria aérea, implica reconversión de equipos y otras opciones, ya que desempeñará un papel clave en la entrega de vacunas a nivel mundial.
Corta Distancia: del transporte aéreo al almacenamiento de distribución y al transporte regional
- Uno de los desafíos más importantes son los puntos de transferencia, dónde se hacen los cambios de medios de transporte y/o donde se dividen las vacunas en lotes más pequeños listos para el transporte local, ya que genera riesgo de daño o comprometer el lote de vacunas.
- Estos almacenajes transitorios, que pueden implicar levantar/bajar mercancías verticalmente, conlleva más riesgo de pérdida o daño físico que transportarlo por cientos de millas.
- Un condicionante critico de toda la operación es la mínima tolerancia a los cambios de temperatura que tienen las vacunas, el cual requiere una especial atención cuando se debe dividir los cargamentos para distribución.
Último Kilometro: distribución y entrega en la instalación local
- Los problemas varían mucho, no es lo mismo 30 kilómetros en un 4x4 por un camino de tierra, que 300 kilómetros por una autopista, las distancias variables y el mal tiempo igualmente pueden dificultar la entrega, con lo cual el equipamiento de transporte debe ser especial y adaptado para garantizar las condiciones de las vacunas.
- La vacuna es oro, va a ser el bien más preciado, con lo cual el riesgo por seguridad, especialmente en Latinoamérica, va a ser muy significativo.
Kilómetro cero: punto de vacunación
- Encontrar lugares adecuados para administrar la vacuna a gran escala (centros deportivos o comunitarios), junto con las instalaciones médicas tradicionales (hospitales, centros de salud)
- Una cantidad significativa de personas requiere la vacuna en un corto espacio de tiempo, mantener las medidas de bioseguridad será un reto, las largas filas socialmente distanciadas no van a ser una opción.
- Capacitación para administrar la vacuna será un desafío (por ejemplo, militares, trabajadores médicos retirados, estudiantes de medicina, voluntarios, etc.).
- Asegurar que los protocolos clínicos estén en su lugar y se sigan, tolerancia cero al error en dosis y otros.
- Minimizar el riesgo de contaminación e infección cruzada.
- Mantenimiento de registros impecable, con seguimiento estricto de quién ha sido vacunado, e identificación clara por dosis. La segunda dosis en términos de gestión tiene mayores retos que la primera, ya que debe administrarse en un tiempo exacto y con plena identidad de la persona.