Sin pretender llegar a los detalles últimos de un suscriptor de riesgos, el determinar los niveles de retención de riesgo en una compañía cautiva puede llegar a ser todo un arte… Este “arte” puede/debiera estar soportado por metodologías analíticas, y por el uso de Big Data y Analytics para marcar la diferencia en la optimización de los programas retenidos.
Partamos de la base que una cautiva es un vehículo financiero por el cual una corporación toma participación en la administración de sus propios riesgos, optimizando así su estructura de cobertura de riesgos.
Pero, ¿qué tanto riesgo puede tomar una corporación? Es aquí donde necesitamos hacer un análisis multidimensional, en el que, por un lado, podamos determinar el perfil de riesgo; y por otro, considerar las condiciones actuales del mercado asegurador. También, como una tercera dimensión, debemos tomar en cuenta la capacidad financiera de la cautiva y de su compañía madre.
Hay muchos más factores involucrados, pero partamos de este modelo para simplificar los conceptos:
- Valor “Real” del riesgo: En esta etapa, el objetivo es obtener estimaciones de siniestralidad esperada a través de análisis de información histórica, así como, por ejemplo, la posible volatilidad que generarían eventos catastróficos. Usando Big Data y Analytics podemos determinar la curva de distribución de riesgo con lo que se puede determinar los puntos de retención.
- Valor “comercial” del riesgo: Es en este punto donde tocamos base con los mercados, para tener las distintas alternativas de precio que las compañías de seguro le han asignado a una cierta porción del riesgo. Resulta obvio decir que cuando el valor real del riesgo es menor al comercial, entonces tendría sentido usar una cautiva. Por el contrario, si el mercado está otorgando un “descuento” por el mismo riesgo, entonces tomemos esa opción.
- Capacidad de retención: El tercer pilar es la capacidad financiera de la cautiva y de la corporación para retener riesgos. Este es un análisis financiero en el que, por un lado, tengamos una medición sobre la capacidad del grupo, y por otro revisemos los números financieros de la cautiva para estar seguros que se cumplen todas las razones mínimas requeridas por el domicilio. Además, este pilar también se refiere a tomar en cuenta la volatilidad que pudiera presentar el riesgo en cuestión. Es decir, qué tanto varía la estimación de pérdidas durante un año, y cómo pudiera afectar a las finanzas de la cautiva.
Al final del día el “arte de la suscripción” se traduce en balancear perfectamente estos tres pilares y de esa forma llegar a las estructuras optimas de retención, donde se tome en cuenta el valor real del riesgo en cuestión, comparado contra el valor que las compañías de seguros le dan al mismo y todo esto dentro de la capacidad financiera de la cautiva.