En todo el mundo, más de 800 millones de personas aún viven con menos de 1,25 dólares al día y muchos carecen de acceso a alimentos, agua potable y saneamiento adecuados, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Este debate sobre la responsabilidad social corporativa (RSC) ha estado sucediendo durante décadas, sin conducir a una comprensión más clara del término pese al conceptualización que tanto se ha viralizado en la última década. Esto es algo observable incluso al apreciar cómo la literatura actual guarda relativamente silencio sobre el impacto actual de la RSE, especialmente el impacto en las cuestiones del desarrollo internacional, como por ejemplo, con respecto a la reducción de la pobreza en el continente sudamericano.
Pero ¿es posible entonces lograr un desarrollo social a través del crecimiento y la acción directa de las compañías y corporaciones?
Responsabilidad social empresarial y su relación con el desarrollo
Más allá de ser una problemática general, la pobreza también puede tener un profundo impacto en la comunidad en la que operan las empresas.
La falta de ingresos estables puede llevar a la gente a recurrir a actividades ilegales para sobrevivir. Además, las áreas con criminalidad desenfrenada pueden hacer que un lugar no sea adecuado para los negocios, lo que puede hacer que las empresas se trasladen a áreas más seguras, perpetuando el ciclo de pobreza y delincuencia en una comunidad.
Este ciclo negativo se puede contrarrestar con uno positivo: las empresas pueden evitar estos escenarios ayudando a aliviar la pobreza. Es posible generar un impacto positivo en las comunidades, y las comunidades saludables son buenas para los negocios, un proceso que emerge y se contrarresta contra el ciclo de la pobreza anteriormente señalado.
Pero ¿De qué forma dichas organizaciones pueden fomentar dicho desarrollo social en sus entornos?
Una de las causas fundamentales de la pobreza es la falta de acceso a los mercados y a los recursos. Una organización comercial puede abordar esto proporcionando capacitación y opciones de financiamiento a personas y comunidades desfavorecidas. La capacitación en habilidades ayuda a los ciudadanos a adquirir las habilidades para calificar para trabajos de calidad, de la misma forma que el financiamiento ayuda a las comunidades pobres a establecer cooperativas y empresas para garantizar a mediano plazo una independización económica.
Afortunadamente, hoy en día se está desarrollando un nuevo campo de entendimiento que evalúa cuantitativamente, los impactos de estas nuevas actividades en la ventaja competitiva de una empresa. He aquí la importancia de que se apliquen este tipo de metodologías con los líderes en el campo y lograr así que sus análisis estén disponibles a medida que más y más empresas participen en su trabajo.