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La perspectiva oficial para Latinoamérica no es muy alentadora: la pandemia del COVID-19 ha desencadenado una recesión regional, ha hundido los indicadores sociales y ha causado la muerte de cientos de miles de ciudadanos.
Las Naciones Unidas predicen un crecimiento negativo del 9.1% en 2020, y 231 millones de latinoamericanos en la pobreza: un retroceso de 15 años. El descontento generalizado ha llevado a protestas masivas y malestar político. Las erosiones democráticas, desde el populismo hasta el autoritarismo, están creciendo en países como Brasil, Perú, El Salvador y México, en tanto los regímenes en Venezuela, Cuba y Nicaragua toman medidas drásticas.
¿Cómo puede Latinoamérica recuperarse en medio de tantos desafíos? Ricardo Ernst, Profesor de la Cátedra Baratta en Negocio Global y Director del Programa de Liderazgo en América Latina en la Facultad de Negocios McDonough de la Universidad de Georgetown, se unió al equipo de podcast de Altamar, de Peter Schechter y Muni Jensen para presentar un inusual caso de optimismo.
La causa del optimismo
Ernst sostiene que ha habido un cambio en la forma en que la región aborda cuestiones como la productividad, las políticas públicas y la política, lo cual traerá un futuro más brillante. Ernst es Profesor de la Cátedra Baratta en Negocio Global y Director del Programa de Liderazgo en América Latina en la Facultad de Negocios McDonough de la Universidad de Georgetown.
Él dice que los latinoamericanos deberían enfocarse menos en qué podría hacer el gobierno de Estados Unidos y más en sus propias iniciativas.
“Biden tiene suficientes problemas con Estados Unidos tal como está hoy para preocuparse de lo que pasará en Latinoamérica. Yo argumentaría que, en la región, deberíamos aprovechar esas oportunidades. Hay un vacío ahí, no sabemos cuáles serán las políticas, de modo que: ¿por qué no tratamos de presionar a los líderes locales en la región y los animamos a que aprovechen la oportunidad?”.
Mercosur no está yendo a ninguna parte
De acuerdo con Ernst, lazos intrarregionales más estrechos y las asociaciones público-privadas serán claves para el éxito de Latinoamérica.
“Somos más de 20 millones de personas, y ha llegado el momento de empezar a pensar más como una región y no tanto como países aislados. … Dejemos que el sector privado se involucre más y más en la arena pública. Este es el primer paso.
“Al final del día, los alemanes y los italianos fueron capaces de obtener la Unión Europea … lo más cercano que tenemos es el Mercosur, que es un gran fracaso [y] no está yendo a ninguna parte”.
La innovación tecnológica también probará ser vital para superar los obstáculos al crecimiento económico.
“Necesitamos empezar a buscar industrias en las cuales podamos superarnos,” dice Ernst, señalando ejemplos como finanzas digitales y comercio electrónico. Según Ernst, “si sólo vamos linealmente, nos quedaremos atrás,” argumentando en cambio que “superemos las barreras normales.” Incluso antes de la pandemia, señaló que “la productividad en Latinoamérica y el Caribe había estado peor que nunca. Estábamos a la zaga. ¿Por qué? Porque esto no está basado en la tecnología. Está basado en la mano de obra”.
La necesidad de nuevos tipos de compañías
Una economía revivida en Latioamérica requeriría un mayor cambio para ir de las exportaciones de materias primas a nuevos tipos de compañías.
“¿Puede nombrar tres marcas que sean de Estados Unidos? Pensar en eso no tiene problema: McDonald’s, Coca-Cola, etc. Nombre tres marcas que provengan de Europa. … Lego, Zara, etc. Pero si le dijera que nombre tres marcas que sean bien conocidas alrededor del mundo en bienes de consumo de Latinoamérica … no se le ocurre ninguna”, señala Ernst.
Ernst apunta a historias de éxito económico menos conocidas en la región.
En relación con Centroamérica, dice: “Honduras acaba de tener el más increíblemente triste desastre natural, pero si ve cómo va la industria textil en Honduras, no lo creería. … Veo lo mismo en Guatemala”.
También indica que en México, a pesar de las preocupaciones de la comunidad empresarial sobre el presidente Andrés Manuel López Obrador, el sector privado sigue moviéndose: “En Monterrey, usted va a uno de los proveedores más importantes de la industria automotriz para Estados Unidos … usted piensa que ha entrado a una planta en Japón. Es de última tecnología. A ellos les preocupa, obviamente, que el presidente puede no estar apoyando todas las cosas que ellos hacen, pero siguen presionando”.
Dejar de mirar al norte
Finalmente, Ernst quiere que los latinoamericanos dejen de mirar al norte y que mejoren las condiciones en sus países.
“Tenemos un gran número de personas jóvenes, y los jóvenes son muy creativos. … Yo motivaría a todas las personas en Latinoamérica a quedarse en la región. …Ha llegado el momento para nosotros de empezar a presionar para el sueño latinoamericano”.
Sin embargo, de acuerdo con Ernst, eso también significa evitar las políticas populistas y el clientelismo.
“La responsabilidad no es de una vía, de las élites hacia abajo o del gobierno hacia abajo. Necesitamos encontrar una manera de continuar con la ayuda, pero con algún nivel de expectativa”.
A pesar de los profundos retos en Latinoamérica, Ernst se mantiene optimista.
“Creo en los péndulos. Pienso que el péndulo económico se mueve, el péndulo social se mueve, el péndulo político se mueve. Estos péndulos tienen su propia vida de movimiento y nada puede volverse extremadamente negativo [sin] volverse positivo”.