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Autor: Gerardo Herrera ,
Latin America Region Leader, Marsh Advisory
02/14/2025
Una de las preguntas más frecuentes que recibo de nuestros clientes es cómo navegar la creciente complejidad del panorama global de riesgos. El reciente Informe de Riesgos Globales 2025 del Foro Económico Mundial nos brinda una perspectiva reveladora que, vista desde nuestra región, merece una reflexión profunda.
Los hallazgos del informe, basados en la percepción de más de 900 expertos globales, son contundentes: el 88% anticipa un horizonte entre inestable y complicado para los próximos dos años. Esta perspectiva se agudiza hacia 2035, con un 62% esperando condiciones aún más adversas. Para Latinoamérica y el Caribe, una región históricamente sensible a las turbulencias globales, estas proyecciones son una llamada urgente a la acción.
Lo que hace único este momento es la convergencia de múltiples riesgos que están impactando simultáneamente a Latinoamérica:
Aunque nuestra región no es el epicentro de los principales conflictos actuales, sus efectos secundarios son tangibles. Las disrupciones en las cadenas de suministro globales ya están afectando sectores clave como el automotriz en México y Brasil, mientras que la reconfiguración del comercio global presenta tanto desafíos como oportunidades para nuestras economías. El aumento en ciberataques a infraestructura crítica, como hemos visto recientemente en Costa Rica y Chile, subraya nuestra vulnerabilidad en el ámbito digital.
La desigualdad emerge como el riesgo más interconectado en el informe, una realidad que resuena profundamente en nuestra región. La inflación persistente en países como Argentina y la presión sobre los sistemas de protección social en economías como Colombia y Perú están exacerbando tensiones sociales preexistentes. La migración regional, particularmente en el corredor centroamericano y Venezuela, añade complejidad a este panorama.
Los eventos climáticos extremos ya no son una amenaza futura sino una realidad presente. Las sequías históricas en la cuenca del Amazonas, las lluvias sin precedentes en Chile y los huracanes cada vez más intensos en Centroamérica y el Caribe demuestran nuestra vulnerabilidad. La pérdida de biodiversidad en ecosistemas críticos como el Pantanal y la selva tropical tiene implicaciones que trascienden nuestras fronteras.
Si bien la inteligencia artificial y las tecnologías emergentes pueden parecer preocupaciones distantes en una región con desafíos más inmediatos, su impacto será transformador. La adopción acelerada de IA en sectores como el financiero y el retail en Brasil y México está creando nuevos riesgos operativos que requieren atención inmediata.
El informe sugiere que nos dirigimos hacia un orden mundial multipolar, lo que presenta una oportunidad única para Latinoamérica y el Caribe. Nuestra región, con su rica diversidad de recursos naturales, su bono demográfico y su potencial en energías renovables, puede emerger más fuerte si actuamos estratégicamente.
Desde Marsh, observamos que las organizaciones más resilientes están adoptando tres enfoques clave:
El camino por delante requerirá no solo preparación técnica sino también un cambio en nuestra mentalidad como región. Los riesgos que enfrentamos son demasiado complejos para ser abordados de manera aislada. El momento exige liderazgo visionario, colaboración sin precedentes y, sobre todo, acción decisiva.
Como su socio en gestión de riesgos, nuestro compromiso es acompañarlos en este viaje, transformando los desafíos en oportunidades para construir una Latinoamérica más resiliente y próspera.