Desarrollar la preparación para los riesgos que pueden amenazar la seguridad nacional, la prosperidad económica y el bienestar social es una función crítica del gobierno. Y la necesidad de arreglos efectivos en el corazón del gobierno rara vez ha sido tan evidente como lo es ahora.
La crisis del COVID-19 está obligando a los países de todo el mundo a lidiar con la provisión de atención médica de emergencia, los comportamientos desafiantes de los ciudadanos, la interrupción generalizada de la industria y las consecuencias económicas más amplias. Esto ha ampliado todas las dimensiones de los acuerdos nacionales de gestión de riesgos y crisis, incluida la evaluación de riesgos, la evaluación de la respuesta política, la toma de decisiones de liderazgo, la comunicación pública, las intervenciones de apoyo financiero y la implementación coordinada de iniciativas.
Si bien para muchos países esto puede representar uno de los desafíos más agudos del siglo XXI, el entorno de riesgo más complejo de la actualidad (con desafíos que van desde lo cibernético al clima) ya está sometiendo a los enfoques tradicionales de gobernanza del riesgo a una presión considerable, exigiendo nuevos comportamientos, interacciones y soluciones.
Este informe de Marsh & McLennan Advantage incluye:
- Sugerencias sobre cómo enmarcar la evolución del panorama de riesgos a nivel macro de una manera que ayude a asignar recursos a las preocupaciones más importantes.
- Analiza las opciones para organizar y coordinar actividades de gestión de riesgos dentro del gobierno.
- Explora algunas de las palancas políticas clave, mecanismos financieros e innovaciones para asegurar los resultados deseados.
- Examina las oportunidades de mejora continua y explora el valor de un "defensor del riesgo" general dentro del gobierno.