Usualmente relacionamos al concepto de “fatiga” con el estado o condición física del humano. No obstante, es probable que muchas veces hayas experimentado una sensación prolongada y extrema de cansancio sin saber que, más allá de estar fatigado físicamente, es muy probable que también estés presentando un caso de fatiga mental.
La fatiga mental se define como una disminución o alteración temporal de la eficiencia mental y física, como resultado de situaciones de presión emocional, psicológica o intelectual que, más allá de permanecer dentro de tus pensamientos, repercute de manera directa en el estado de tu cuerpo, generando múltiples complicaciones y enfermedades.
Son muchas las razones por las cuales este deterioro puede llegar a manifestarse, pero hechos como la ansiedad por un futuro incierto, la acumulación de responsabilidades postergadas, el sobreesfuerzo de nuestras capacidades y la percepción de inestabilidad personal, suelen ser los motivos más comunes por los cuales se presenta.
Estos casos pueden aparecer dentro de la vida de cualquier persona y son procesos que, como cualquier otro, pueden ser prevenidos y combatidos por ti mismo, siguiendo ciertos lineamientos que seguramente servirán no solo para recuperar nuestros niveles habituales de energía, sino también para mejorar nuestra productividad en el futuro.
¿Cómo enfrentar a la fatiga mental?
Aléjate de los pensamientos negativos
Pese a que se pudiera llegar a creer que los pensamientos no son dañinos, flagelarse con ideas negativas sobre nuestras responsabilidades y la realidad actual, puede deteriorar gravemente el estado emocional a mediano y a largo plazo.
Una de las mejores formas de escapar o evitar estos pensamientos negativos es aprendiendo a identificar cuándo se está teniendo un pensamiento negativo (por ejemplo: no voy a lograrlo, todo va a salir mal) y, paso seguido, respondiéndote de manera positiva por ejemplo: ¡claro que sí, claro que puedo! Esto pudiera sonar insignificante, pero repetirse frases positivas tales como “yo puedo hacerlo”, es una gran herramienta motivadora durante los tiempos de dificultad. Recurre a memorias emotivas y encuentra dentro de tus logros y experiencias pasadas, la motivación para recordar el ser humano que realmente eres.
Planifica en el presente y deja de dedicarle tiempo al pasado o al futuro
Es necesario entender que las situaciones pasadas ya sucedieron y que, de manera paralela, sobre-planificar el futuro sólo te traerá cuadros de ansiedad. Esto se debe a que lo único que realmente podemos controlar es el presente, razón por la cual debes enfocar todos tus esfuerzos en cumplir bien las actividades que puedas realizar en el aquí y en el ahora.
Recupera el cariño por tu cuerpo y consiéntete
Más allá de hacer ejercicios, comer sano y recuperar horas sagradas de sueño (al menos ocho horas diarias), el dedicar tiempo de calidad a tu bienestar físico te hará sentir muy bien. Consiéntete más a menudo haciendo actividades que te relajen como meditar, hacer yoga o ir a un spa. Recuerda que el cuerpo es el templo en donde tu mente descansa, cuidarlo repercutirá en tu salud emocional y psicológica. Esto último también implica ser celoso y selectivo con los alimentos y nutrientes que ingieres.
Planifica tu tiempo estratégicamente
Acumular ideas y planes sobre el futuro solo ayuda a percibir el mañana como una masa de actividades incumplibles. Para combatir esto lo más útil es trazar pequeñas metas a realizar diariamente, las cuales poco a poco facilitarán el logro de los grandes proyectos del futuro. En segunda instancia, al momento de planificar tu rutina diaria, recuerda siempre “ponerte a ti primero” y tener siempre presente que nunca podrás “complacer a todos”. Hazte preguntas como: ¿Qué beneficios tiene para mí esta actividad?, ¿Hay balance entre mi vida personal y el trabajo? ¿Cuándo y cómo soy verdaderamente más productivo? ¿Qué ocurrirá si digo que no? ¿Puedo delegar esta tarea u obligatoriamente debo realizarla yo?