Autor: Rodrigo Suárez ,
Climate & Sustainability Advisory Leader, Latin America and Caribbean
05/01/2024
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) que tuvo lugar en Dubái en noviembre y diciembre de 2023, reveló la urgencia de alinear las visiones de líderes mundiales sobre el cambio climático y las acciones decididas para mitigar sus riesgos asociados. Durante las sesiones, se abordó la necesidad de adoptar tecnologías innovadoras, generar soluciones reales hacia las energías renovables, la necesidad de la eficiencia energética en un horizonte 2030, y avanzar en términos de financiación de la acción climática, donde se incluyan pérdidas y daños.
Latinoamérica jugará un papel importante en las conversaciones este 2024 en relación con la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad. Colombia, uno de los países más biodiversos del planeta, será la sede de la Cumbre sobre Biodiversidad COP16 en Cali, y seguramente la agenda seguirá dando continuidad a ciertos puntos abordados previamente en la COP28.
Bajo estas perspectivas es importante entender cómo estas conversaciones globales tienen un impacto en las empresas Latinoamericanas, y cómo los líderes empresariales deben abordar estos temas tanto en sus juntas directivas, como en su planeación anual y así poder anticiparse para seguir siendo competitivas en un entorno desafiante.
El enfoque hacia una innovación tecnológica, abordada en la COP28 plantea tanto oportunidades como desafíos. Es fundamental que las compañías piensen en soluciones o procesos que respalden su adaptación al cambio climático, la conservación de ecosistemas o el uso sostenible de los recursos, ya que serán clave para la Región en los próximos años y en la toma de decisiones estratégicas.
Históricamente, las conversaciones sobre el clima se han centrado en la mitigación de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) pero, a diferencia de otras ediciones, la COP28 destacó la importancia de la adaptación y de la resiliencia, dando como resultado el Fondo de Pérdidas y Daños. Las empresas ya están sintiendo los efectos del cambio climático, por lo cual anticiparse a sus riesgos debe ser una prioridad a todos los niveles empresariales.
Los riesgos climáticos tienen grandes implicaciones más allá de los riesgos físicos, que impactan los activos de una empresa, su cadena de suministro o la infraestructura asociada a su sector. Es crucial que las compañías entiendan cómo el cambio climático podría afectar, no solo a sus propiedades, sino también sus operaciones, a las personas, y a sus inversiones, reforzando así la necesidad de ajustar los procesos operativos y de competitividad empresarial.
Abordar este último punto, sin embargo, resulta complejo en países como Colombia donde la economía informal según el DANE, representa más de 55% de la fuerza laboral tal y como sucede también en otras economías latinoamericanas. Esto representa grandes retos para coordinar, estandarizar o replicar modelos de descarbonización y generar un impacto climático positivo en el tejido empresarial del país.
Estos puntos críticos que enfrenta la Región, así como la necesidad de soluciones innovadoras o las acciones decididas tanto a nivel gubernamental, como empresarial, serán el eje fundamental para construir un futuro sostenible y resiliente en los países de Latinoamérica.
El sector de seguros juega un papel fundamental para que la acción climática se convierta en la elección predeterminada para las organizaciones. Descarbonizar la economía global es posible y necesario, aquí la industria de seguros puede acompañar y fortalecer este camino para respaldar esta transición.
Las herramientas de evaluación de riesgos y fijación de precios en el sector de seguros basadas en datos históricos, también tendrán retos de adaptabilidad. La introducción de nuevas tecnologías, los fenómenos meteorológicos extremos o los ciclos naturales alterados, exigen nuevos enfoques o modelos, generando así una demanda adicional para la industria de seguros.
En nuestro panel durante la COP28 en el pabellón de Colombia, diferentes actores abordaron la importancia del sector seguros tanto a nivel global como local para desarrollar soluciones que respalden estas iniciativas.
Colombia, como economía global y uno de los motores dentro de la Región, se enfrenta a desafíos significativos relacionados con los riesgos naturales y una necesidad apremiante de abordar los problemas climáticos a todos los niveles.
Colombia ocupa el décimo lugar entre las economías globales con riesgos relacionados con tres (3) o más peligros naturales, lo que subraya la vulnerabilidad del país a eventos climáticos extremos. La Región está experimentando una mayor recurrencia de estos eventos, lo que aumenta el riesgo de inundaciones, incendios forestales, deslizamientos de tierra y tormentas. Este panorama resalta la urgencia de establecer estrategias de desarrollo sostenible y gestión del territorio, de manera organizada y a largo plazo.
La adaptación no es solo una necesidad para Colombia, sus empresas y sus gobiernos, también lo es para otras economías de la Región como Brasil (otro de los países más biodiversos) o México, reconociendo la necesidad de tomar medidas urgentes para hacer frente a los efectos del cambio climático.
Desde una perspectiva de mitigación, según comentó Amy Barnes, Responsable de Estrategia de Clima y Sostenibilidad en Marsh y miembro del grupo climático Marsh McLennan, Colombia es responsable del 0,57% de los gases de efecto invernadero del mundo, subrayando la importancia de compromisos sólidos para reducir las emisiones. De hecho, el país se ha comprometido en reducirlas en un 90% para el año 2050, marcando un ambicioso objetivo en línea con los esfuerzos globales para abordar el cambio climático.
En Latinoamérica, la importancia de la adaptación climática se amplifica en las comunidades costeras, sus ecosistemas y sistemas productivos a largo plazo.
La "economía azul" que se desprende de la riqueza de los océanos y mares podría llegar a representar hasta 3 billones de dólares para 2030, pero el cambio climático no solo amenaza esta red vital sino que también tiene un impacto crítico en los recursos hídricos, generado tensiones geopolíticas o una erosión social, tal y como lo señala el Informe de Riesgos Globales 2024.
En conclusión la COP28 ha marcado un punto de inflexión para las empresas latinoamericanas, así como en el abordaje de las acciones que deben emprender para mitigar los efectos del cambio climático. En este escenario es importante monitorear, evaluar y aprender de los esfuerzos de adaptación, así como cerrar la brecha de financiamiento especialmente para los países de la Región.
La adopción de nuevas tecnologías y la creación de marcos de resiliencia climática sólida no solo son urgentes, sino necesarias para la sostenibilidad empresarial y la conservación de los ecosistemas.
En este contexto, el sector de los seguros tiene la oportunidad de liderar el camino hacia un futuro sostenible y resiliente. Esto se puede lograr a través de mecanismos de mitigación como: los Seguros de Responsabilidad Social, la gestión de riesgos cibernéticos, los seguros con énfasis en la naturaleza – basados en los ODS- el mercado de carbono y los seguros paramétricos asociados al clima. Estos mecanismos no solo protegerán a las empresas, sino que serán decisivos para estar un paso adelante del riesgo.
En Marsh McLennan estamos comprometidos con la resiliencia climática y la importancia de compartir esta visión estratégica con las organizaciones. Cuando su resiliencia sea puesta a prueba, nuestros consultores le ayudarán a construir el camino en confianza. ¿Está usted listo para conocer el poder de la perspectiva?