Los avances tecnológicos y la difusión de los dispositivos conectados han impulsado el aprovechamiento de los datos. Como resultado, siete empresas de tecnología están entre las ocho empresas más valoradas del mundo. El próximo paso, el éxito de la transformación digital, depende de que los gobiernos y las empresas aseguren el uso de estos datos equilibrando beneficios económicos y sociales en un momento en el que cada vez hay más presión para que se establezca un marco regulador que permita continuar la innovación y, al mismo tiempo, abordar las crecientes preocupaciones sobre la privacidad de las personas.
Pero ¿cómo se pueden gobernar, controlar y compartir mejor los datos?
Hemos identificado cinco futuros a considerar por los sectores públicos y privados:
Futuro #1: Los gigantes tecnológicos controlan los datos
En este punto nos encontramos hoy en día. Las empresas utilizan los datos para añadir valor a casi todos los aspectos de la vida, mejorando la vida social de las personas, reduciendo los costes empresariales y proporcionando servicios e información que facilitan todo tipo de interacciones diarias.
Para lograrlo, muchas emplean cookies y tecnología de rastreo de dispositivos para mejorar sus propios servicios y enviar notificaciones y publicidad dirigida. Pero se está cuestionando el impacto de estas técnicas mientras la tecnología digital se extiende a otras industrias.
Si el status quo regulatorio de la actualidad continúa, las grandes empresas de tecnología pueden llegar a ser aún más influyentes. Podrían seguir acumulando datos y talento, invirtiendo miles de millones en investigación y desarrollo y adquiriendo nuevas empresas de inteligencia artificial y negocios tradicionales como la venta al por menor o la atención de la salud.
Futuro #2: La protección a los usuarios
A medida que las empresas acumulan más datos, algunos gobiernos han introducido protecciones digitales. Estas normas aumentan los requisitos de seguridad, establecen controles sobre la información personal y tratan el derecho a la privacidad como una prioridad y un derecho humano.
El ejemplo más destacado es el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea (GDPR), en virtud del cual los usuarios pueden exigir que una empresa borre sus datos o no los transfiera a otra empresa. También pueden preguntar por qué se recogen sus datos personales, cómo se utilizan y por cuánto tiempo se conservarán.
A medida que estas regulaciones evolucionan, surgen cuestiones de otro tipo. Por ejemplo, el aumento de los gastos y las limitaciones operacionales podría elevar el coste de hacer negocios y aumentar las barreras de entrada o las restricciones al intercambio de datos con terceros podrían dificultar la colaboración de las empresas.
Futuro #3: Las utilidades fomentan el intercambio de datos
Las utilidades de los datos podrían ofrecer una forma más sencilla para que los usuarios gestionen el consentimiento con cada empresa con la que entren en contacto. Los mercados, en los que las empresas podrían comercializar con datos sobre los consumidores, darían a las personas un control centralizado sobre la forma en que se utiliza y comparte su información.
Las utilidades de datos centradas en el consumidor podrían facilitar la compleja red de responsabilidades de gestión de datos que tienen actualmente los consumidores. Esto permitiría a las personas no sólo controlar los datos sino también monetizarlos. Ya existe, por lo menos una empresa ya permite a las personas emplear sus datos en encuestas y otros usos a cambio de una tarifa.
Otra posibilidad es que las empresas de servicios de datos dirigidas por coaliciones de empresas puedan ayudar a las empresas a intercambiar datos agregados, en lugar de datos individuales. El intercambio de datos agregados podría facilitar el intercambio de "conocimientos sobre datos".
Todo esto plantea la pregunta de quién crearía y dirigiría estas utilidades y con qué propósito. ¿Serían dirigidas por empresas lucrativas? ¿O por los gobiernos para el bien público?
Futuro #4: Los protocolos permiten compartir e intercambiar datos
Las normas mundiales sobre los derechos y obligaciones en materia de datos podrían incorporarse en Internet mediante reglas y protocolos en torno al intercambio de datos.
Internet podría servir como un precedente. En sus inicios, estaba restringido y se centraba en el intercambio no comercial. En 1990 se adoptaron las normas de la World Wide Web, que incorporan principios fundamentales para la conexión de servidores, entre los que se incluye el de que cualquier persona puede compartir información con cualquier otra persona, en cualquier lugar. Después de que se permitiera el uso comercial de Internet a mediados de los 90, estos protocolos y principios compartidos permitieron una enorme innovación.
La cuestión es si este enfoque debería (o podría) adoptarse para el manejo de los datos de las personas, dada la complejidad y el número de componentes y las repercusiones que los nuevos protocolos podrían ocasionar. La Fundación Sovrin, una organización internacional sin ánimo de lucro, está desarrollando un sistema que permite a las personas gestionar su identificación digital a través de una identidad de código abierto.
Futuro #5: Los gobiernos controlan los datos
Los gobiernos son conscientes de que los datos y la infraestructura digital son fundamentales para la seguridad nacional y la competitividad económica. Como resultado, hoy en día muchos quieren que sus propias industrias tecnológicas prosperen.
Algunos gobiernos han empezado a redactar normas sobre dónde residen la infraestructura y la tecnología de los datos. Esto crea limitaciones a nivel nacional para las inversiones en tecnología de las empresas o potencias extranjeras, pero aumenta potencialmente sus medios de control social y su capacidad para fomentar el desarrollo económico local y aprovechar la revolución de la inteligencia artificial.
La Ley de Protección de Datos de Rusia, por ejemplo, exige a los operadores que almacenen y procesen los datos personales de las personas en bases de datos situadas en el país. China tiene normas muy amplias de localización de datos, que restringen la transferencia de datos al extranjero y limitan las importaciones de datos, y ha tratado de desarrollar su infraestructura de datos y su capacidad informática mediante inversiones importantes. Alemania y Francia han anunciado recientemente su propia iniciativa, denominada Gaia-X, para reducir la dependencia de la infraestructura de datos extranjeros.
Ante el panorama actual, la tecnología digital requerirá nuevos enfoques para la gestión de datos y, en algunos casos, nuevas regulaciones, y en este sentido, los gobiernos y las empresas deberán encontrar el equilibrio adecuado entre la protección de los datos de las personas y garantizar que los innovadores puedan seguir avanzando.