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La nueva realidad climática en Latinoamérica: Un cambio es necesario

Los eventos climáticos extremos se han convertido en una nueva normalidad en Latinoamérica. Las empresas deben adoptar una estrategia más de anticipación y menos reactiva.
Inundaciones provocada por fuertes tormentas

Cuando hace una década hablábamos de eventos climáticos extremos en Latinoamérica y el Caribe, solíamos referirnos a acontecimientos excepcionales . Hoy observamos con preocupación cómo estos eventos se han convertido en nuestra nueva normalidad. El reciente Informe de Riesgos Globales 2025 del Foro Económico Mundial confirma esta percepción, ubicando los eventos climáticos extremos como el principal riesgo global en la próxima década.

Un panorama global en transformación

Los datos son contundentes: el 62% de los expertos globales anticipan un futuro "tormentoso o turbulento" en los próximos 10 años, con los eventos climáticos extremos liderando las preocupaciones. No es una proyección abstracta; es una realidad que ya estamos experimentando. La intensidad y frecuencia de estos eventos han empeorado consistentemente desde que el Foro Económico Mundial comenzó a monitorearlos en 2006 .

Latinoamérica en el ojo del huracán 

Nuestra región está particularmente expuesta a esta nueva realidad climática. En los últimos 24 meses, hemos presenciado:

  • Sequías sin precedentes en el Corredor Seco Centroamericano, afectando la seguridad alimentaria de millones. 
  • Inundaciones devastadoras en Brasil que han puesto a prueba la infraestructura urbana de ciudades enteras.
  • Huracanes de categorías cada vez más altas en el Caribe, con períodos de recuperación cada vez más cortos entre eventos.  

La cascada de impactos

Lo que hace únicos a los riesgos climáticos es su efecto cascada. En Marsh, hemos observado cómo un solo evento extremo puede desencadenar múltiples crisis:

  1. Disrupciones en Cadenas de Suministro: Las sequías en la cuenca del Paraná han afectado el transporte fluvial, incrementando costos logísticos en hasta un 30%.
  2. Crisis Sociales: Los eventos extremos exacerban la desigualdad, especialmente en comunidades vulnerables.
  3. Presión Económica: El aumento en la frecuencia de eventos está impactando la disponibilidad y costo de los seguros en sectores críticos.

La trampa de la respuesta reactiva

Tradicionalmente, nuestra región ha adoptado un enfoque reactivo ante los eventos climáticos. Sin embargo, los datos sugieren que este modelo ya no es sostenible. El costo de la recuperación post-desastre está creciendo exponencialmente, mientras que la ventana entre eventos se acorta, limitando nuestra capacidad de recuperación.

Hacia un nuevo paradigma de resiliencia 

La buena noticia es que estamos observando un cambio de mentalidad en la región. Las organizaciones más avanzadas están adoptando un enfoque triple:

  1. Mapeo Dinámico de Riesgos
    • Implementación de modelos predictivos que incorporan datos climáticos en tiempo real.
    • Evaluación continua de vulnerabilidades en la cadena de valor.
    • Análisis de escenarios que consideran eventos concatenados.
  2. Inversión en Adaptación
    • Fortalecimiento de infraestructura crítica.
    • Diversificación de cadenas de suministro.
    • Desarrollo de planes de continuidad de negocio específicos para eventos climáticos.
  3. Colaboración Multisectorial
    • Participación en iniciativas público-privadas para la resiliencia climática.
    • Compartir mejores prácticas y lecciones aprendidas.
    • Desarrollo de soluciones financieras innovadoras para la transferencia de riesgos.

El momento de actuar es ahora

El Informe de Riesgos Globales 2025 nos presenta un panorama desafiante, pero no inevitable. La clave está en transformar nuestra comprensión de los eventos climáticos extremos: de verlos como acontecimientos aislados a entenderlos como parte de un nuevo normal que requiere una transformación fundamental en nuestra forma de operar.

Como expertos en riesgos, vemos que las organizaciones que prosperarán en esta nueva realidad serán aquellas que no solo se preparen para el próximo evento, sino que repiensen fundamentalmente su relación con el riesgo climático. La pregunta ya no es si ocurrirá un evento extremo, sino cuán preparados estamos para enfrentarlo y cuán rápido podemos recuperarnos.

El futuro de nuestra región dependerá de las acciones que tomemos hoy. En Marsh, estamos comprometidos a ser sus aliados en este viaje hacia una mayor resiliencia climática.

Autor

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Rodrigo Suárez

Climate & Sustainability Advisory Leader, Latin America and Caribbean